Por fin es marzo y atrás quedan dos meses de frío y festejos en los que ha habido muchos protagonistas: música, petardos, reuniones con amigos y la vuelta al ocio nocturno. Y, ¿sabes quiénes han sido los encargados de hacerte vivir cada momento a todo volumen? Tus oídos.
Y es que el oído es uno de los órganos más importantes que tenemos para la percepción del día a día. Por eso es esencial mantenerlo sano para que pueda llevar a cabo todas sus funciones sin repercutir en la forma en la que te relacionas con el entorno. Porque, recuerda, la sordera no tiene que ver con la cantidad de canas que pintes. En función del estadio vital en el que estés, el estado de salud auditiva puede condicionar tu desarrollo.
Infancia
Es la etapa vinculada al descubrimiento del entorno basado en los sentidos. Los niños que padecen sordera en los primeros años de vida tienen mayor dificultad para adquirir las competencias lingüísticas propias de su edad. Así como una mayor tendencia a la búsqueda de soledad y al sentimiento de incomprensión. La audición forma parte esencial de las primeras experiencias de socialización y, por ello, es fundamental poner especial atención en los pequeños del hogar y las señales que puedan remitir a problemas de audición como estas:
- No reacciona a los sonidos intensos.
- Se queda atrás con el desarrollo del habla y la comunicación.
- No identifica la procedencia de los sonidos.
- Incapacidad de entender lo que estás diciendo sin mirarte a los labios.
Adolescencia
Los adolescentes son los mayores consumidores de tecnologías y, entre sus gustos, se encuentra el de escuchar música. Uno de los principales causantes de los problemas de audición en esta etapa es la exposición a volúmenes muy altos de música. Bien sea en entornos excesivamente ruidosos como pueden serlo las discotecas o bien sea por el uso continuo de auriculares.
En este último caso, aplica la regla 60-60: no elevar el volumen del móvil a más del 60% y solo utilizar auriculares alrededor de 60 minutos al día. Además, el estilo de música que predomina en estas edades tiene un sonido discontinuo y repetitivo que actúa de forma más agresiva contra el tímpano.
Edad adulta
En esta etapa los problemas auditivos están relacionados, en especial, con dos causas: la exposición prolongada al ruido a lo largo de los años e infecciones recurrentes en el oído. Algo tan común como un resfriado puede derivar en una infección auditiva como la otitis. En estos casos, ponte en manos de un especialista para dar solución a la dolencia y así prevenir pérdidas parciales de audición. Al superar una infección de estas características, presta atención a tus oídos para detectar cualquier anomalía. Si no sabes identificarlas, sigue leyendo que te lo explicamos.
El problema de la pérdida auditiva en la edad adulta es semejante a la de los infantes: se genera un proceso de aislamiento e introspección y se desencadena un deterioro importante del estado de ánimo. Por eso, te recomendamos un control preventivo de tu capacidad auditiva para evitar consecuencias más graves.
¿Cómo detecto un principio de sordera?
Si de manera puntual no escuchas una frase que no salten las alarmas, puede deberse a la falta de atención. Sin embargo, cuando la falta de audición es considerable y periódico, ha llegado el momento de ponerte en manos de un experto. Estos son algunos de los síntomas de pérdida de audición:
- Tienes dificultad para escuchar los susurros o no escuchas las palabras.
- Producción excesiva de cerumen.
- Zumbidos en el oído, vértigo y desequilibrio.
- Te cuesta entender las conversaciones grupales.
- Abusas de los volúmenes altos de los dispositivos digitales.
- Repetición de las cosas.
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