El blanco de tus ojos
La esclera o esclerótica, además de ser una gran desconocida para todos, es una parte muy importante de nuestro ojo; en concreto, es el recubrimiento blanco exterior que seguramente, lo conoceréis como el blanco del ojo.
Ya sabéis que en OPTICA2000 nos gusta contaros curiosidades y aspectos importantes para nuestra salud visual; por eso, hoy os hablamos de la esclera. ¿Queréis saber más? ¡Allá vamos!
Técnicamente, la esclera es el tejido que va desde la córnea hasta el nervio óptico en el extremo posterior del ojo. Está compuesta por fibras de colágeno y los profesionales sanitarios aseguran que es muy fuerte, resistente y opaca.
¿Cuál es su función? la esclera permite al ojo tener la forma que tiene y protege los elementos internos que hacen que este realice sus funciones.
La esclera está formada por tres capas:
- La epiesclera (capa más superficial)
- El estroma escleral
- La lámina fusa.
Algunos comparan la esclera con una cebolla por las diversas capas que tiene. Estas son más oscuras cuanto más se acercan al interior. De hecho, la capa más superficial es blanca, pero si alguna capa es más fina, se puede llegar a transparentar la capa interior cambiando el color de la esclera a uno más oscuro.
Según el color o cambio de color de la esclera, podemos identificar diferentes patologías oculares. En este sentido, esta parte del ojo se estudia en detalle, porque a través de su tono podemos conocer qué nos está pasando.
Si la esclera se torna amarillenta puede ser un signo de enfermedades hepáticas, pancreáticas, de anemias e, incluso, una señal de estrés.
Otro ejemplo, ¿alguna vez habéis sufrido un derrame en el ojo? ¿Os habéis levantado un día con el ojo muy rojo? Aunque su aspecto suele asustar, se trata de un hecho bastante común y es lo que se conoce como hiposfagma o hemorragia subconjuntival. Ocurre cuando un finísimo vaso sanguíneo se rompe en la conjuntiva una capa de tejido transparente que recubre la esclera. La sangre se queda atrapada en ese tejido transparente y vascularizado que es la conjuntiva. Las principales causas del hiposfagma se derivan de grandes esfuerzos; por ejemplo, un vómito muy intenso, una tos muy fuerte, o un estornudo muy profundo, entre otras causas. También es común este tipo de derrames a la hora de frotarnos los ojos bruscamente, tras sufrir alguna infección fuerte en el ojo o por alguna herida con objetos extraños.
Estos pequeños derrames se suelen reabsorber solos, aunque siempre te recomendamos que pidas cita a tu oftalmólogo para que te dé un diagnóstico más preciso.
¡Ya sabemos todo sobre la esclera, así que ahora nos toca cuidarla de la mejor forma!